domingo, 11 de octubre de 2009

Lección de economía crapulosa




En algún momento, tarde como siempre, los giles (la gente común) nos enteramos de las triquiñuelas con las que nos embaucan los choros (los delincuentes), sin que nos defiendan los tombos (la autoridad). Desde el pepito paga doble en la vereda, hasta las subprimes, el público no falla, con la boca entreabierta y la mirada fija, empinándose sobre el hombro del que está delante, intentando descubrir la patraña... pero no para denunciar, sino para ganar en el juego sucio.

Pero así como al tramposo de la vereda no lo pillarán nunca, porque su capital está en la habilidad de sus manos, los tramposos del mercado, en cambio, siempre salen pillados, porque aunque escondidas en un lenguaje críptico, sus trapacerías son simples. (Igual se van con los bolsillos reventando de billetes, pero es harina de otro costal)

¿Alguien podría haber sospechado de las Mortgage Backed Securities, de las Collateralized Debt Obligations o de los Credit Default Swaps, mientra se fraguaba la peor crisis del mercado? Difícilmente, porque como en todo fraude a la ley, éste se configura mediante una serie de actos comerciales perfectamente lícitos que, sólo en su conjunto, cierran el círculo del delito.

La trampa fue simple: vender propiedades a compradores de alto riesgo, respaldadas por hipotecas, en este caso sub primes, porque primes son las de excelencia, y por lo tanto con intereses elevados por el riesgo. Acumuladas en paquetes con algunas primes de anzuelo (Mortgage Backed Securities), lo mismo pero en inglés, se transaron en el marcado castigando el interés para hacerlas atractivas. Recalificadas en su solvencia por otras agencias, se transformaron en Collateralized Debt Obligations que permitían los Credit Default Swaps, en calidad de papeles valorados de libre circulación, ya desprendidos de su origen precario. Los bancos que lograron desprenderse de ellos, hicieron el negocio en gran escala, el problema vino cuando se intentó el cobro de las deudas: los flamantes propietarios perdieron las propiedades y los bancos menos espabilados, la inversión.

La Crisis fue anticipada hace tiempo:

“Los dueños del capital estimularán a la clase trabajadora para que compren más y más bienes de consumo, viviendas y tecnología, haciéndoles deber cada vez más, hasta que su deuda se vuelva insoportable. La renuncia al pago de la deuda llevará a los bancos a la bancarrota, por lo que tendrán que ser nacionalizados y el Estado dirigir la economía.”


"El Capital" fue escrito en 1867 por un filósofo, historiador, sociólogo, economista, escritor y pensador socialista alemán, llamado Karl Marx, fundador del Comunismo.

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