Intervención pronunciada hace diez
años en el Día del Hospital, en el Hospital Dr. Félix Bulnes Cerda, un hospital público de un sector
de bajos ingresos, el sector poniente de Santiago de Chile.
Hace más
de tres mil años, un hombre escribió, para la posteridad: Hay, bajo el sol, un
tiempo para todo y un tiempo para hacer cada cosa.
Estos son tiempos para detenerse a mirar lo que está pasando. Tiempos de reflexión y
de actuar en consecuencia: Esa es la tarea que hemos asumido. Hemos coincidido
en calificar como de extrema gravedad las reformas que se implementan en el sector salud, porque violentan los
principios de nuestra actividad y los derechos de funcionarios y de pacientes.
La suspensión de horas extraordinarias y de reemplazos, los despidos de
contratados, las presiones para tramitar jubilaciones de hambre, el
fantasma del cuarto turno son razones de
peso que no invitan al jolgorio, sino a la preocupación.
Con tal convicción, decidimos no participar en
las actividades de recreación del Día del Hospital, no para boicotearlo, como
se ha dicho, sino para dar una señal de alerta a los asociados, para que, una
vez pasada la euforia del festejo que todos merecemos, respondan a la señal de
unidad que hemos dado al constituir nuevamente la Multigremial.
La unidad en la base, nuestra unidad, es el
único respaldo que tendrán los dirigentes nacionales en la defensa de la
estabilidad laboral y de las remuneraciones justas.
Asistimos a cambios históricos que afectarán
seriamente nuestro futuro si no tenemos la capacidad suficiente para
enfrentarlos. En vez del progreso propio
del desarrollo, asistimos a una
regresión de la historia, a la pérdida valórica, al egoísmo, a la compraventa
de lo que sea, incluida la propia dignidad.
Nos han cambiado las reglas del juego, la
competencia hace que cada vez que uno de nosotros gana, hay un compañero de
trabajo que pierde. Se avecinan sin embargo, tiempos más democráticos, porque
perderemos todos: por cada funcionario que pierda su empleo habrá otro que
trabajará el doble y por la misma remuneración.
Nuestro hospital es una institución, y las
instituciones son organizaciones
fundamentales de la sociedad que implican, además de sus recursos materiales y
humanos, el acervo metódico de conocimientos, habilidades y principios que
permiten el cumplimiento de su objetivo central, el servicio, la solución de
los problemas educacionales, de salud, espirituales o de justicia que los
ciudadanos requieren en su diario vivir.
Las empresas, en cambio, siempre tuvieron
objetivos de producción y distribución de bienes mediante procesos industriales
o mercantiles que permiten la satisfacción de las necesidades materiales de la
sociedad, no menos importantes, pero cualitativamente diferentes.
Así se definen aun – en los diccionarios a nuestro alcance – las instituciones y las
empresas porque eso era así hasta el año de 1994, en el que la recién creada
Organización Mundial del Comercio, constatando
el estancamiento en la rentabilidad de los procesos industriales y de comercio, decide que los
megacapitales ociosos deben reproducirse también en los servicios.
La Ronda Uruguay crea entonces, en paralelo al
ya existente Acuerdo General de Comercio y Tasas Arancelarias (GATT), el Acuerdo General de Comercio en los Servicios
(GATS), que identifica tres áreas de privatización: educación, agua potable
y salud.
En la Ronda Uruguay, en el año 1994, quedan
sellados el desastre de la reforma educacional que todos conocemos, el encarecimiento del agua potable que todos
pagamos y la suerte de este hospital, cuyos recursos materiales y humanos ya no
se rigen por el principio del servicio,
sino que se ponen al servicio de los intereses económicos, invirtiendo la
espiral virtuosa del bien común por la espiral viciosa del cálculo financiero
de los que se enriquecen a costa de la enfermedad.
Allí está el verdadero
origen de la Reforma en Salud, en la presión del capital financiero
internacional para comerciar con la medicina estandarizada, con paquetes de
salud debidamente valorizados, con la contención de costos, con la salud
administrada, con los multiprestadores y las multiaseguradoras que entrarán a
repartirse el botín, protegidos por una legislación que les asegura la ganancia
sin los riesgos de la medicina solidaria.
Como si hubiera sido
ayer.
Dr. Hernán Eusebio Lechuga Farías.
Pdte Asociación de Funcionarios
Hospital Dr. Félix Bulnes Cerda