martes, 11 de febrero de 2014

Salud en Chile: crónica de una muerte anunciada


Intervención pronunciada hace  diez  años en el Día del Hospital, en el Hospital Dr.  Félix Bulnes Cerda, un hospital público de un  sector  de bajos ingresos, el sector poniente de Santiago de Chile.

Hace  más de tres mil años, un hombre escribió, para la posteridad: Hay, bajo el sol, un tiempo para todo y un tiempo para hacer cada cosa.

Estos son tiempos para detenerse a mirar  lo que está pasando. Tiempos de reflexión y de actuar en consecuencia: Esa es la tarea que hemos asumido. Hemos coincidido en calificar como de extrema gravedad las reformas que se implementan  en el sector salud, porque violentan los principios de nuestra actividad y los derechos de funcionarios y de pacientes. La suspensión de horas extraordinarias y de reemplazos, los despidos de contratados, las presiones para tramitar jubilaciones de hambre, el fantasma  del cuarto turno son razones de peso que no invitan al jolgorio, sino a la preocupación.

Con tal convicción, decidimos no participar en las actividades de recreación del Día del Hospital, no para boicotearlo, como se ha dicho, sino para dar una señal de alerta a los asociados, para que, una vez pasada la euforia del festejo que todos merecemos, respondan a la señal de unidad que hemos dado al constituir nuevamente la Multigremial.

La unidad en la base, nuestra unidad, es el único respaldo que tendrán los dirigentes nacionales en la defensa de la estabilidad laboral y de las remuneraciones justas.

Asistimos a cambios históricos que afectarán seriamente nuestro futuro si no tenemos la capacidad suficiente para enfrentarlos. En vez  del progreso propio del desarrollo,  asistimos a una regresión de la historia, a la pérdida valórica, al egoísmo, a la compraventa de lo que sea, incluida la propia dignidad.

Nos han cambiado las reglas del juego, la competencia hace que cada vez que uno de nosotros gana, hay un compañero de trabajo que pierde. Se avecinan sin embargo, tiempos más democráticos, porque perderemos todos: por cada funcionario que pierda su empleo habrá otro que trabajará el doble y por la misma remuneración.

Nuestro hospital es una institución, y las instituciones  son organizaciones fundamentales de la sociedad que implican, además de sus recursos materiales y humanos, el acervo metódico de conocimientos, habilidades y principios que permiten el cumplimiento de su objetivo central, el servicio, la solución de los problemas educacionales, de salud, espirituales o de justicia que los ciudadanos requieren en su diario vivir.
Las empresas, en cambio, siempre tuvieron objetivos de producción y distribución de bienes mediante procesos industriales o mercantiles que permiten la satisfacción de las necesidades materiales de la sociedad, no menos importantes, pero cualitativamente diferentes.

Así se definen aun – en los diccionarios  a nuestro alcance – las instituciones y las empresas porque eso era así hasta el año de 1994, en el que la recién creada Organización Mundial del Comercio, constatando el estancamiento en la rentabilidad de los procesos  industriales y de comercio, decide que los megacapitales ociosos deben reproducirse también en los servicios.

La Ronda Uruguay crea entonces, en paralelo al ya existente Acuerdo General de Comercio y Tasas Arancelarias (GATT), el Acuerdo General de Comercio en los Servicios (GATS), que identifica tres áreas de privatización: educación, agua potable y salud.

En la Ronda Uruguay, en el año 1994, quedan sellados el desastre de la reforma educacional que todos conocemos,  el encarecimiento del agua potable que todos pagamos y la suerte de este hospital, cuyos recursos materiales y humanos ya no se rigen por el principio del  servicio, sino que se ponen al servicio de los intereses económicos, invirtiendo la espiral virtuosa del bien común por la espiral viciosa del cálculo financiero de los que se enriquecen a costa de la enfermedad.

Allí está el verdadero origen de la Reforma en Salud, en la presión del capital financiero internacional para comerciar con la medicina estandarizada, con paquetes de salud debidamente valorizados, con la contención de costos, con la salud administrada, con los multiprestadores y las multiaseguradoras que entrarán a repartirse el botín, protegidos por una legislación que les asegura la ganancia sin los riesgos de la medicina solidaria.

Como si hubiera sido ayer.

Dr. Hernán Eusebio Lechuga Farías.
Pdte Asociación de Funcionarios
Hospital Dr. Félix Bulnes Cerda