domingo, 11 de octubre de 2009

Discapaces

Cuando en el Instituto de Desarrollo de la Salud en La Habana asistía a la primera clase de metodologías de investigación, y siendo la mayor parte del curso profesionales de la salud o relacionados a ella, debimos preguntarnos qué es en realidad, la salud. Las respuestas se multiplicaron, pero coincidimos en que todos los asistentes gozábamos de buena salud. Sin embargo, el estudio "caso a caso" nos demostró que uno tenía una conjuntivitis, el otro había estado con cólicos durante la noche, otros usábamos lentes ópticos, otro tenía una limitación funcional del codo y una prótesis metálica por una fractura antigua, unos cuantos sufríamos periódicamente de cuadros de jaqueca, la mayor parte fumaba en forma excesiva y no pocos tenían alguna prótesis dental, finalmente, ninguno de los extranjeros teníamos todas las vacunas que el único cubano del curso sí tenía.

Estos resultados nos permitieron aplicar el conocimiento teórico que naturalmente compartíamos, pero que no utilizábamos: que la salud comprende la prevención general (abuso del tabaco), la prevención específica (vacunas), la enfermedad (conjuntivitis, vicios de refracción, migraña) y las secuelas de la enfermedad (limitaciones funcionales resueltas total o parcialmente con prótesis), y que el límite entre salud y enfermedad es difuso, tanto que el optimismo la aleja y el pesimismo y la hipocondría la acercan.
La discusión acerca de la discapacidad permanente que producen ciertas enfermedades, obligó a derivar en una conclusión que ahora es habitual: todos tenemos alguna discapacidad que nos dificulta la convivencia, sólo que en algunos es una discapacidad física y en otros es mental o emocional. Una segunda conclusión fue que un mente sana en una silla de ruedas es inmensamente mejor que una mente podrida caminando por sus pies, que duda cabe.

Valga hacer este recuerdo ante la negativa de la cancillería chilena de agendar una entrevista de la presidenta con Fidel, bajo la presunción, me imagino personal del Sr Foxley, de que la enfermedad que aqueja al lider cubano se lo impediría. Sin embargo, Cristina Fernández se reunió con él sin ninguna faramalla ni culebreo siseante, para luego entrevistarse con Chávez, con la falda bien puesta, como debe ser.

La pregunta es: ¿quién es el discapacitado?



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