
El diálogo imposible entre educadores y gobierno tiene una sola clave que está a la vista, pero que, siguendo el modelo chileno del sí, sí, como no, ja! ja!, no se introduce en el debate.
La cuestión es desnudar los verdaderos objetivos del gobierno, que, naturalmente, van mucho más allá de evitar un simple desembolso económico, materia que queda a la vista cuando se insiste en su negativa a pesar de haberse bajado las pretensiones al 10% de la deuda, ¡una propina de restorán!
El objetivo del gobierno está fijado por la reforma estructural que obliga a la privatización de los servicios, sean éstos educacionales, de salud o de servicios básicos, exigencia de la tríada Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional.
Mirada bajo esta perspectiva, los sucesos chilenos cobran una racionalidad absoluta:
1.- La municipalización de la educación fue el primer paso, que alejó al gobierno del problema educacional, que asume desde entonces un rol meramente subsidiario.
2.- El segundo paso hacia la privatización total es el abandono del sistema municipal, y aquí las cifras son aplastantes: su incremento anual de matrículas es sólo el 20% del total; 45.000 alumnos lo abandonan anualmente para ir al particular subvencionado; la creación de sólo 40 colegios anuales contrasta con los 200 nuevos colegios anuales del particular subvencionado.
3.- Las modificaciones de la Ley Orgánica Constitucional de LOCE a LEGE, lejos de responder a las demandas, consolidaron el sistema de los sostenedores educacionales, porque crearon sistemas de control que - se supone - eliminan el abuso, pero eso no era lo que los pingüinos solicitaban, con la máxima claridad. Lo que exigían era eliminar el lucro en la educación. Es decir que el gobierno, una vez más, hizo como que escuchaba, hizo como que entendía, hizo como que hubo participación, pero, como en el cuento de las baldosas de Cortázar, la última palabra del gobierno fue: Esta baldosa anula todas las anteriores, ¡rajá, perro!
4.- Al gobierno no sólo no le preocupa el paro docente, ¡le interesa!¡lo provoca!¡es una verdadera quinta columna entre las filas de los profesores! ¿por qué?, porque ese resultado es absolutamente funcional a su interés de demoler el último vestigio de estatismo en la educación, que un análisis tan simple como éste, puede desnudar de manera indesmentible.
Estas constataciones de la realidad fueron previstas:
"El “cuasi mercado educacional”del sistema particular subvencionado permitió a muchas familias optar por alternativas educacionales distintas a la estatal (municipal), y se esperaba que la competencia entre establecimientos educacionales contribuyera a mejorar la calidad de la oferta en todo el sistema, en tanto las “malas” escuelas desaparecerían producto de que los padres optarían por enviar a sus hijos a instituciones que entregaran mejores oportunidades. El supuesto de esta política era que la adopción de modalidades privadas de gestión introduciría elementos de eficiencia que, hasta ese momento, no formaban parte de las prácticas usuales en el sector público".
Dr. Claudio Almonacid, Doctor en Educación (P. Universidad Católica de Chile, 1997).