domingo, 19 de abril de 2015

Fiscal Gajardo


En un país gobernado por los poderes fácticos, las componendas y el dinero, resulta reconfortante y esperanzador constatar como funcionarios estatales anónimos, premunidos con la ley y con elevados niveles de coraje, que duda cabe, están haciendo tambalear el modelo desde su base. 

Han hecho realidad la separación de los poderes del Estado, han hecho funcionar - por lo menos - su institución. Han dado una lección de civismo a los demás poderes y de paso, al país entero, que se agradece en estos tiempos de sequía de valores. 

Han transformado a las águilas en pollitos desplumados, después de saberlo todo, nadie sabe nada, los que cuidan el dinero con dientes y garras no saben donde van diez millones de dólares, de una sola sentada… ¡cómo será de jugoso el negocio, que no les hace mella! 

Es una luz de esperanza, es cierto, que todavía puede ser apagada, solo falta que el país sepa estar a la altura de los fiscales que lo han remecido de su letargo con este sacudón de película. 

A propósito, me recuerda la historia de Capone y su verdugo, Ness.

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